A veces la tierra me llama, me llama y me pide que vuelva. Que le vuelva a nacer y crecer, que mis ojos de niña aprendan de nuevo a ver.

Que encuentre en lo imperfecto, lo humano, y en lo constante, lo dulce. Que cante desafinado sin pensar en el juicio de los demás. Que demás está escuchar la música si no aprendo de ella, sino crezco en su alegría y en su dolor. A veces olvido el sabor de las cosas y no las disfruto, no usufructo los besos de la mañana como en la primera vez.

Tengo que volver a nacer,  que pasar por ese mismo dolor, una vez más